En una época en la que los límites digitales no dejan de expandirse (gracias al Internet de las cosas, el trabajo remoto e híbrido y el cloud computing), los endpoints como portátiles, tablets y smartphones se han convertido en la vanguardia de la seguridad informática. Estos dispositivos son la puerta de entrada a la red de su organización y, frecuentemente, son los blancos iniciales de los ataques informáticos.
Repercusiones económicas y legales
Una sola vulneración puede costarle a la empresa millones en daños inmediatos, robo de datos y pérdida de la confianza de sus clientes a largo plazo. Eso por no mencionar las obligaciones legales que han de tenerse en cuenta. Los marcos regulatorios como HIPAA (ley de responsabilidad y transferibilidad del seguro médico) y RGPD exigen medidas de seguridad sólidas, incluida una protección eficaz de los endpoints. La próxima Directiva SRI2 introduce nuevos estándares y prácticas en materia de seguridad informática para mejorar la resiliencia de los servicios esenciales y de los proveedores de servicios digitales. El incumplimiento de SRI2, RGPD o HIPAA puede acarrear abultadas multas y consecuencias legales, lo que pone de manifiesto el importantísimo papel de una sólida seguridad de endpoints.
Perjuicio en la imagen de marca
Una violación de la seguridad puede acarrear efectos devastadores para la imagen de marca de una empresa, especialmente si se hace pública. Las consecuencias de esto pueden incluir pérdida de clientes, mala prensa y daños para la reputación en general, con los posibles efectos a largo plazo sobre la fidelidad de los clientes o las colaboraciones empresariales. Todo ello, a su vez, puede derivar en una merma de los ingresos y una pérdida de cuota de mercado, tanto a corto como a largo plazo.
Naturaleza cambiante de las amenazas digitales
Conforme las amenazas digitales van evolucionando, también deben hacerlo las medidas que las organizaciones adoptan contra ellas. Atrás quedaron los días en que bastaban los cortafuegos y el software antivirus tradicional. Actualmente, los delincuentes informáticos emplean tácticas sofisticadas, como exploits de día cero y amenazas persistentes avanzadas (APT), que exigen un nuevo tipo de protección de endpoints. Por ello, las tecnologías de protección no dejan de evolucionar para identificar y combatir eficazmente estas amenazas sofisticadas.
En resumen, descuidar la protección de endpoints es una apuesta muy arriesgada que las empresas no pueden permitirse hacer. Defender los endpoints no solo es una buena práctica informática: es una necesidad empresarial que protege la economía, la situación legal y la reputación general de una empresa ante el peligroso panorama digital actual.