La palabra “malware” recoge todo un universo de software diseñado para perturbar nuestras vidas. Cada tipo de malware tiene sus propias peculiaridades y métodos para engañarle. A continuación, se desglosan de una manera simple, por orden alfabético.
• Adware: ¿Ha descargado alguna vez una aplicación “gratuita” y luego se ha visto bombardeado por anuncios? En general, la publicidad no tiene nada malo. El problema es que el adware es engañoso y muestra anuncios no deseados.
• Extracción de criptomonedas: Imagine que alguien se introduce en su ordenador y le obliga a desenterrar tesoros online (criptomonedas) sin su conocimiento. Eso es lo que hace el malware de extracción o minería de criptomonedas.
• Malware sin archivos: Es como un fantasma o un ladrón que no deja huellas. Ni siquiera le hacen falta archivos para funcionar, así que es muy difícil de detectar.
• Ransomware: Este malware hace algo tan siniestro como secuestrar sus archivos hasta que usted abona un rescate. De hecho, aunque la víctima decida pagar, nada le garantiza que recuperará sus archivos.
• Scareware: Es un malware que juega con nuestros temores. Le dice “¡Su computadora está infectada!” y, luego, intenta engañarle para que compre o descargue un falso software antivirus. Por supuesto, intenta manipular a tantos ingenuos como pueda.
• Spyware: Es como un fisgón digital. Recopila en secreto nuestros datos y detalles personales, principalmente para mostrar publicidad selectiva, pero, a veces, con fines mucho más serios, como el espionaje industrial o gubernamental.
• Troyano: Los virus troyanos son lobos con piel de cordero. Tienen un aspecto inocente, como de software normal, pero en cuanto los activas, desatan el caos.
• Virus: Son los clásicos malos del mundo digital que todo el mundo conoce y de los que todo el mundo habla. Se pegan como lapas a archivos legítimos y, luego, se propagan como la pólvora, infectando otras partes de nuestros sistemas.
• Worms (gusanos): Imagine un gusano digital capaz de moverse por su cuenta, sin necesidad de un huésped. Los gusanos hacen precisamente eso; se duplican y causan estragos en redes y ordenadores.