Existen diferentes categorías de ransomware, entre las que cabe destacar la de "cifrado", centrada principalmente en bloquear archivos, y la de "bloqueo de pantalla", que veta el acceso del usuario mostrando una pantalla de bloqueo. En ambos casos, para que las víctimas puedan recuperar el control de sus datos o sistemas, se les solicita que paguen un rescate, a menudo en monedas digitales, como los bitcoins.
No obstante, es importante destacar que pagar el rescate no garantiza la recuperación de los archivos. En algunos casos, puede que, después del pago, las víctimas no reciban la clave de descifrado o se encuentren con más malware instalado en sus sistemas.
Los riesgos del ransomware han ido en aumento con la aparición del ransomware como servicio (RaaS), el cual permite que haya más delincuentes capaces de llevar a cabo este tipo de ataques. Además, el ransomware actual puede aprovecharse de las vulnerabilidades del sistema para propagarse por toda la organización, con lo que un problema localizado pasa a convertirse en una crisis más extendida que exige atención inmediata.
El ransomware como servicio (Ransomware as a Service) ha simplificado el acceso al ransomware, haciendo posible que personas con una experiencia técnica modesta puedan realizar estos ataques. Se trata de un modelo de funcionamiento muy similar al de los servicios de software tradicionales, por el cual se ofrecen las herramientas para lanzar ataques informáticos sofisticados.
El modelo de RaaS pone en colaboración a dos grupos principales: los creadores del ransomware y sus afiliados. Los creadores desarrollan el ransomware y los sistemas precisos para propagarlo. Los afiliados, reclutados en Internet, son los responsables de desplegar el ransomware. Existen grupos de RaaS que incluso invierten grandes sumas de dinero para reclutar afiliados. En cuanto estos se integran en el sistema, pueden llevar a cabo sus propias campañas de ransomware aprovechando la infraestructura existente.
Desde el punto de vista económico, el RaaS ofrece muchas maneras de generar dinero. Puede que los afiliados abonen una cuota periódica, realicen un pago único o compartan sus ganancias con los creadores. Este proceso suele ser transparente y gestionarse mediante paneles de control en Internet, donde los afiliados pueden monitorizar los resultados obtenidos, como la cantidad de infecciones y los ingresos generados. Los pagos suelen realizarse mediante criptomonedas, como los bitcoins, para garantizar su anonimato.
Lo que convierte al RaaS en un problema aún mayor es su presencia en la Internet oscura, donde actúa como cualquier otro mercado sujeto a la competencia. Al igual que los servicios de software legítimos, las plataformas de RaaS cuentan con reseñas de sus clientes, servicio de soporte técnico a todas horas y ofertas de paquetes. Hasta utilizan técnicas de marketing que emulan las de las empresas convencionales.